Cuando supe de la existencia del blw, yo aún estaba con la intención de partir la Alimentación Complementaria (AC) de mi hija con papillas, pero como había recibido de la pediatra, la recomendación de tomar un curso de AC y blw con una profesional, antes de los 6 meses de edad, así lo hice. En paralelo, teniendo medianamente claro en que consistía este método, fui conociendo cada día un poquito más a mi hija y me fui dando cuenta, que ella quería hacer la mayor cantidad de cosas posibles por si misma, por ejemplo, ella tuvo mucho reflujo desde recién nacida, por lo que tuve que darle por bastante tiempo un medicamento para tratar esto. Cada administración era más compleja que la siguiente… intenté con jeringa, con cuchara, con jeringa y sonda al dedo, pero en cada intento ella me demostraba que deseaba tomar con sus manos lo que yo tenia en la mías y sólo así me permitía darle el medicamento. Con esto, en un momento pensé, ¿cómo le voy a dar las papillas, si no me deja por nada que yo le acerque la cuchara a la boca? Luego, casi por el destino, en cosa de días ya estaba tomando el curso de AC y blw que me había recomendado la pediatra y fue ahí cuando descubrí lo respetuoso que este método era con los bebés, los múltiples beneficios que tenía y las precauciones que debía tener para sentirme tranquila al momento de sentarnos a comer en familia. Además, me hizo muchísimo sentido con la búsqueda por una alimentación saludable, que había comenzado a realizar precisamente con la búsqueda de la llegada de mi maravillosa hija, mi milagrito. Ya con toda esta información y con un mayor conocimiento de mi hija, me di cuenta de que iniciar la AC con papillas no era lo más indicado para ambas, ya que ella buscaba a gritos ser autónoma en lo que más pudiera y yo por mi parte, buscaba la forma más respetuosa y saludable de hacerlo, el match perfecto.